Se cumplen hoy 8 años de la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado, el joven de apenas 28 años que fue visto por última vez con vida el 1 de agosto del 2017, cuando huía de un operativo represivo de Gendarmería Nacional mientras se manifestaba junto a una comunidad mapuche, en el Pu Lof en Resistencia de Cushamen, en la provincia de Chubut.
En el marco de una represión ordenada por Patricia Bullrich, entonces Ministra de Seguridad (al igual que ahora), y ejecutada por la Gendarmería Nacional contra los reclamos por reivindicaciones territoriales de las comunidades mapuches, Santiago desapareció sin que se supiese nada de él hasta que, 78 días después, su cuerpo sin vida fue encontrado en el río Chubut, en un lugar que había sido rastrillado con exhaustividad.
la muerte de Santiago no fue accidental, sino que las y los responsables son quienes ordenaron y ejecutaron la acción represiva contra quienes se manifestaban ese día sobre la ruta 40.
Poco más de un año después de este hallazgo, la Justicia, encarnada en el juez LLerar, dictó el sobreseimiento total y definitivo de Emmanuel Echazú, oficial del Escuadrón N° 35 “El Bolsón” de la Gendarmería Nacional Argentina, único imputado con relación al delito de desaparición forzada de persona de Santiago Maldonado, alegando que se había tratado de una muerte accidental y que no podía responsabilizarse a nadie, cubriendo de impunidad, de esta manera, a las y los ejecutores de este crimen.

Sin embargo, sabemos que la muerte de Santiago no fue accidental, sino que las y los responsables son quienes ordenaron y ejecutaron la acción represiva contra quienes se manifestaban ese día sobre la ruta 40.
Aún impunes sus asesinos/as, no podemos olvidarnos de Santiago, otra de las tantas víctimas del aparato represivo del Estado.
Por Jorge Casella, docente jubilado de Lengua y Literatura.






