En política internacional, la memoria de los grandes hitos históricos es clave para el reconocimiento de los derechos jurídicos de los estados. Por eso, la Revolución de Mayo fue el proceso político y militar que terminó con el dominio español en Abya Yala (América del Sur), y sentenció un viejo orden colonial y esclavista. La lucha por la libertad fue provocando una nueva realidad social y política, que rápidamente se transformó en una lucha por la igualdad en las Provincias Unidas del Río de La Plata y todos los territorios independientes.
En aquel contexto, las sucesivas luchas internas entre unitarios y federales para configurar la nueva Argentina, no impidieron la creación de una Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas. Como recordamos en esta nota, fue el 10 de junio de 1829 cuando el gobernador de Buenos Aires, Juan Manual de Rosas, designó a Luis Vernet como el primer gobernador de las islas. La celeste y blanca flameó cuatro años, hasta la ocupación británica de 1833.
Siglo y medio después, Juan Domingo Perón regresaba a su patria en 1973 tras el exilio. El nuevo gobierno democrático firmaba el fin de la proscripción, y también, con el objetivo de reafirmar la soberanía de Argentina sobre las Islas Malvinas y sus espacios marítimos, decidió establecer al 10 de junio como el Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.
En un nuevo 10 de junio, el reclamo por la soberanía del archipiélago y la Argentina bicontinental es boicoteado por el Gobierno Nacional y los amos de la OTAN, hablamos de Estados Unidos y desde luego, el Reino Unido de Gran Bretaña. Alianzas de cooperación militar e inversiones en ciencia y tecnología espacial encubren a lobistas internacionales, dispuestos a cumplir su objetivo original.
El Southcom en Tierra del Fuego
Hace un año fue Laura Richardson quien visitó el país el 5 de abril, para reunirse fugazmente con Milei en Ushuaia, capital fueguina. En aquella oportunidad, el presidente y la generala del Comando Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM) estuvieron en la Base Naval Integrada en Tierra del Fuego, para «acompañar el desarrollo antártico de Argentina y garantizar la protección de las rutas marítimas vitales para el comercio global”, así lo comunicaron las voces oficiales y norteamericanas.
Tras el paso a retiro de Richardson, luego de 40 años de carrera militar, el 24 de septiembre del 2024, el almirante Alvin Holsey fue designado por el Senado de Estados Unidos, para resguardar sus intereses en América Latina y el Caribe. Su primera visita al país sucedió hace muy poco, el 29 y 30 de abril, en medio del furor republicano.
El experto piloto aeronaval y su comitiva primero se entrevistaron con Milei y el ministro de Defensa, Luis Petri en Casa Rosada. Luego fue recibido con honores en el Edificio Libertador por el brigadier general Xavier Julián Isaac, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
Al día siguiente, se subió al Gulfstream C-37B de la Fuerza Aérea de EE.UU y llegó a Ushuaia. En su viaje es fácil verlo observar desde los cielos, la basta geografía patagónica. Una vez en tierra, se reunió con autoridades militares locales y llegó al lugar que quería, las obras de la Base Naval Integrada para el desarrollo antártico. Así, con la misma foto presentaban al mundo sus negociaciones:
Las obras, a cargo del astillero Tandanor comenzaron a principios del año 2022, durante la gestión del ex ministro de Defensa, Jorge Taiana. Cuando en su último año como ministro, Taiana visitó las instalaciones, el portal oficial del Estado argentino comunicó que la base “tiene como finalidad fortalecer la presencia nacional y continuar ampliando el desarrollo y las capacidades logísticas argentinas en la Antártida y en el Atlántico Sur”.
Desde aquel entonces, los rumores sobre una posible participación de Estados Unidos en la construcción de la base no cesaron, aunque fue negado por el gobierno anterior.
Ante las consultas de senadores/as sobre la gestión de las obras, en el Informe de Gestión N.º 139, presentado en mayo de 2024 al Senado, la Jefatura de Gabinete señaló que “la Base Naval Integrada de la Armada Argentina se encontraba, al 31 de diciembre de 2023, en un 9,13 % de avance físico y 2.500 millones de pesos de ejecución financiera”. En definitiva, el astillero Tandanor realizó solo estudios preliminares y movimientos de suelos.
Como ocurrió con la visita de Richardson, el gobierno provincial manifestó su malestar por no recibir ninguna solicitud formal para tener una audiencia con los representantes estadounidenses. Además, recientemente el gobernador, Gustavo Melella expresó en medios locales que “Tierra del Fuego es una zona de paz y no necesitamos bases militares extranjeras, que además incumplirían las Resoluciones de las Naciones Unidos que hoy citamos en nuestra cruzada por Malvinas”.
Un motivo que opera en la desconfianza hacia los verdaderos fines del Comando Sur, es la coincidencia entre la visita de Halsey, con el cuarto ejercicio militar del Reino Unido en las islas en lo que va del año. Así lo informaron las Fuerzas Británicas en las Islas del Atlántico Sur (BFSAI) y dio a conocer el portal escenariomundial.com. Antes, en el 2021, durante la gestión de Unión por la Patria, Cancillería envió una nota de protesta al Reino Unido por la realización de ejercicios militares en las islas.
El documento denunciaba la violación de la resolución 31/49 de la ONU, que insta a evitar decisiones unilaterales, mientras continúen las negociaciones por la soberanía del archipiélago, y la resolución 41/49, que declara al Atlántico Sur como zona de paz y cooperación. Esta misma demostración de fuerza se repitió el día en que aterrizó el Almirante Alvin Holsey, cuatro años después.
En la foto vemos al Comandante del Área Naval Austral (ANAU), el Comodoro de Marina Guillermo Alberto Prada, señalando el área donde se proyecta la construcción de la Base Naval Integrada. Lo escuchan y observan atentamente, el Almirante Alvin Holsey y la Encargada de Negocios de la Embajada de los Estados Unidos en Argentina, Abigail L. Dressel.
El control espacial en disputa
La localidad de Tolhuin está ubicada a unos 110 km al sur de Río Grande, la ciudad del continente más cercana a las Islas Malvinas, además la más poblada e industrializada de Tierra del Fuego. Tolhuin también se encuentra a una distancia similar de Ushuaia, la capital provincial que limita con Chile, al suroeste.
En el kilómetro 2946 de la Ruta Nacional 3 se encuentra la estancia “El Relincho”, en la transición de la estepa fueguina y los bosques de lengas y ñires. Actualmente es utilizada por el Ministerio de Deportes de la provincia para realizar actividades de vacaciones durante el verano. A unos 200 metros del casco antiguo de la estancia, donde existen edificaciones alejadas entre sí, se encuentra una estación que alberga un radar gigante, objeto de una gran disputa por su potencial tecnológico.
La construcción del radar fue habilitada por la Disposición N° 8/22 de la Subsecretaría de Telecomunicaciones y Conectividad, que el 15 de noviembre del 2022 autorizó a la empresa LeoLabs Argentina S.R.L instalar una “Estación Terrena en Banda S”, cuya tecnología puede rastrear y monitorear el espacio aéreo nacional, con el fin de interceptar datos y objetos de órbita terrestre baja, como satélites y aeronaves.
En junio del siguiente año, el Ministerio de Defensa de la Nación prohibió su puesta en funcionamiento mediante otra disposición, la N°14/2023. El dictamen señala la vulneración de la Ley de Defensa Nacional (Ley 23.554) del radar, “debido a las potenciales consecuencias negativas que esto conlleva para la Defensa nacional y el ejercicio pleno de la soberanía de la República Argentina”. Así indica el informe de 22 páginas elaborado, gracias a los aportes de INVAP S.E, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, entre otras direcciones que gestionan la inteligencia militar del país.
El informe expone las connotaciones geopolíticas que tiene la estación de monitoreo satelital de Tolhuin, no solo por su ubicación estratégica, sino por su posible uso dual (con fines civiles y con fines militares), que podrían vulnerar la seguridad nacional. Es simple, la empresa a cargo, LeoLabs Argentina S.R.L es subsidiaria de Leolabs Space Holding Limited, con domicilio legal en Gran Bretaña.
La aprobación en carácter precario del radar llevó a una de las tantas fracturas internas del extinto Frente de Todos. De hecho, el ex ministro de Defensa, Jorge Taiana acusó al Gobierno Provincial de Tierra del Fuego de ocultarles el expediente de autorización, y de manejar bajo jurisdicción provincial todos los términos del acuerdo con la empresa extranjera, “ese trámite debería haber tenido otro aval que el de Comunicaciones, pero no lo tuvo. Nadie consultó a Cancillería ni al Ministerio de Defensa” señaló Taiana en una entrevista que brindó en FM Orígen 99.1 de Río Grande. También recordó que la electricidad y fibra óptica las provee la provincia, y que la operatividad de la estación sigue en marcha.
Desde el entorno del gobernador Gustavo Melella niegan esto. Fue el secretario provincial por Malvinas, Andrés Dachary quien publicó en X que las declaraciones de Taiana son “una completa mentira”.
La compañía se presenta como una fuente de inteligencia orbital que “permite a los comandos espaciales militares, a las agencias gubernamentales civiles y a los operadores comerciales detectar, rastrear, caracterizar y responder con confianza a las amenazas en el espacio”. Pero esto no suena muy convincente, la tecnología es buena, depende de como se la use y a quienes beneficie. La desconfianza es natural.
Dos potencias se saludan
La globalización que marcó el rumbo del capitalismo mundial está en crisis. Desde el 2002 al 2020 la influencia de China escaló en Sudamérica, hasta convertirse en el principal socio en inversiones estratégicas, con 450.000 millones de dólares colocados en minería, tecnología, infraestructura, comercio y transporte. Si bien Estados Unidos aún ocupa el primer lugar como socio comercial directo, el crecimiento exponencial de China es una amenaza a su hegemonía. La vuelta de Trump al poder es, en parte, consecuencia de esta situación.
La “Doctrina Monroe” se resume en la frase “América para los americanos», un principio de 1823, la derecha conservadora busca revitalizar para mayor control de su “patio trasero”. Figuras influyentes del nacionalismo norteamericano, como el mediático Steve Bannon, ex asesor de Donald Trump en su primer mandato (2017-2021), promueven una política exterior centrada en el hemisferio americano, en desmedro de estructuras internacionales como la OTAN. En consecuencia, Trump promueve una política internacional pragmática, con la flecha puesta hacia el sur.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la OTAN tiene a Estados Unidos y Gran Bretaña como sus estrellas principales y aliados históricos. Comparten raíces culturales y hasta podríamos pensar en la metáfora del buen estudiante que supera a su maestro. Durante la Guerra de Malvinas, Ronald Reagan respaldó a los británicos, pese a la subordinación de la dictadura al Plan Cóndor. Los archivos, las declaraciones y los resabios de la violencia están ahí, guardados en la memoria.
En la última conmemoración del Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, Victoria Villarruel dijo que «la seguridad del Atlántico Sur no puede quedar en manos de una potencia extracontinental» en clara alusión al Reino Unido. La vicepresidenta pidió por una política hemisférica, y aquí surge una pregunta que roza en la ingenuidad:
¿Argentina podría ser protegida por Washington, ante los movimientos militares y económicos de los ocupantes británicos?
Del discurso al hecho, la petición del Gobierno Nacional para convertirse en socio global en esta alianza internacional deja en entredicho cosas que, nadie ajeno a los aparatos de inteligencia sabe bien. Pero algo sí es evidente, la visita del almirante Halsey fue una muestra más del interés geopolítico hacia el Atlántico Sur y el Estrecho de Magallanes, y por supuesto que el catalejo mira hacia la Antártida, que posee, nada más y nada menos, que el 70% del agua dulce del planeta en forma de hielo.
Los amos de la OTAN comparten un mismo interés, no vaya a ser cosa que se peleen por nosotros.
agradecemos al medio especializado en la causa Malvinas: Agenda Malvinas, por la calidad de su información, que sirvió como fuente de esta nota. Así mismo estiramos el agradecimiento a InfoFueguina y Zona Militar.