Fiske Menuco fue protagonista de la Marcha Federal del Orgullo Antifascista Antirracista LGTBIQNB+, que condensa el clima de época que vive el país, donde las expresiones de odio florecen sobre la putrefacción del poder. En el último Foro Económico de Davos, el presidente Javier Milei asoció la pedofilia con la homosexualidad y condenó como criminales a las transiciones de género.
Su discurso provocó la reacción de la comunidad integrada por lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersex, queer, asexuales, no binarias y otras identidades de género y orientaciones sexuales, quienes unificaron los reclamos contra el fascismo el y el racismo como forma de construir enemigos internos para promulgar el odio. Sus palabras fueron una provocación que supera a la violencia simbólica.
Discurso completo de Javier Milei, presidente de Argentina, en el Foro de Davos 2025
Antes de la manifestación, en un grupo de prensa regional fue compartido un enlace con la inscripción «difundir por favor!». El título era: «Brutal ataque transfóbico a una joven en Chos Malal», y continuaba: “Una joven de 20 años fue víctima de un violento ataque transfóbico en Chos Malal, cuando un agresor la interceptó en la calle y la golpeó con una botella de vidrio. La víctima, Luna Arriagada (20), sufrió heridas y debió ser trasladada de urgencia al hospital Gregorio Álvarez. La agresión ocurrió el lunes a la noche cerca de la plaza San Martín”.
Afuera el sol ardía y era testigo de la gente bajando de los bondis o atando sus bicis en los postes de luz de la plaza. Corporalidades diversas y libres. Cartones colgando al cuello: “que los fachos vuelvan al closet”, “cuando se va el miedo aparece el orgullo”. Sindicatos, agrupaciones estudiantiles, padres, madres e infancias acompañaron el reclamo, porque ¿qué importa la orientación sexual cuando la vida está en juego?
Procesión multicolor
A eso de las 19 comenzó la procesión. Abrazos, banderas, carteles, grupos de amigues y mates compartían en la plaza. El calor no disipaba y los tambores sacudían el sonido. Los agentes municipales desviaron el tránsito de la Avenida Roca hacia las vías del tren.
Los trabajadores rurales disfrutaban su día libre compartiendo sanguches de milanesas, papas fritas y cerveza sobre las mesas de plástico en las veredas de mosaicos rotos. Sus miradas hacia la manifestación transmitían una mezcla rara de respeto e indiferencia.
Su falta era la expresión sutil de la desintegración, quienes tienen grabado el estigma en su piel, su voz, quizá por ser pobres, o tal vez por no ser locales, en una ciudad orgullosa de su historia oficial y dudosa de su herencia étnica, de rostros marrones y apellidos mapuches que habitan las periferias. Una disputa lingüística sobre su toponimia, Fiske Menuco (en mapudungun) busca reivindicar su sentido originario, tan presente como pasado. Compré agua y me amuché.
Fue un buen gesto pasar por el hospital público, que parece olvidado en los tiempos de pandemia, cuando la crisis sanitaria y presupuestaría dejó equipos y servicios en fase terminal. La última parada fue la Plaza Belgrano, donde “Kutral tambor”, una batucada transfeminista coronó con ritmos afrolatinos la protesta multicolor. Mientras el sol se escondía en los contrastes del atardecer y la sincronía del arte y el público crecía en aplausos, algunas voces al azar manifestaron su propósito:
La preocupación del colectivo se transmite en la voz temblorosa de Cintia, un miedo que cualquier varón heterosexual nunca podrá sentir. Aunque a veces, hiela la sangre en la incertidumbre de lo que pueda pasar.
Las redes y las calles
Las identidades que transgreden la heteronorma han conquistado derechos gracias a grandes luchas generacionales. Pero el precio fue trágico para miles de vidas. Desde el párrafo 175 del código penal nazi, que prohibía las relaciones sexuales entre hombres y perduró hasta la reunificación de Alemania en 1994, pasando por las matanzas y deportaciones masivas en campos de concentración, hasta nada menos que la actualidad, donde, a pesar de los reconocimientos en el derecho internacional, se aplican penalizaciones contra la comunidad en 62 Estados miembros de la ONU.
El diputado nacional por la provincia de Santa Fe, Esteban Paulón es una figura destacada en la militancia LGBT+. Días previos a la protesta brindó algunas entrevistas:
“nosotros las personas del colectivo LGBT vivimos signados por los estigmas, el estigma de gay igual pedófilo, como gay igual sida, como gay igual degenerado eso, está instalado en una parte de la sociedad, que obviamente cuando no encuentra un marco para expresarlo, no lo dice, pero cuando aparece desde la legitimidad del poder la posibilidad de decirlo, y cuando personajes como Agustín Laje, Nicolas Márquez vienen directamente y abiertamente con estos discursos, y el presidente los toma y los hace propios, obviamente que esto aparece».
En los comentarios de redes sociales se pueden leer comentarios de este tipo:
En la Mañana de Neuquén, el primer comentario es una expresión muy común y explotada muy bien por las granjas de trolls. Cuando una causa enmarcada en la justicia social despierta cierto debate público aparece la frustración de, para quienes la vida se resume en trabajar y solo trabajar. Por supuesto que esa indignación también encubre rasgos discriminatorios de buena parte de la opinión pública y encuentran cobijo en la lógica de los algoritmos, donde cada usuario es en sí un medio.
Son broncas acumuladas que gatillas fácil contra quienes llevan el estigma de lo diferente. Lo preocupante es cuando en el primer país de Latinoamérica en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo (Ley 26.618) y en reconocer las identidades de género (Ley 26.743), su máximo representante ante el mundo utiliza la orientación sexual para generar miedo y terror. Así lo expresa el diputado:
“El discurso de Milei obviamente no puede no generarnos preocupación, angustia, miedo, reacción. Un matrimonio de mis mejores amigos, su hijo es adolescente trans. Me llamaron desesperados, porque el presidente dijo que todos aquellos que hayan contribuido a las transiciones van a ser juzgados como los peores criminales de su historia. Hoy estamos transitando una primera generación de padres y madres que masivamente o mayoritariamente están acompañando la transición de sus hijos…”
Una agenda de mayorías
Paulón y otras voces que analizan la relación entre política y medios sostienen que hay una sobredimensión de las posiciones odiantes en el entorno digital, escenario donde la polarización de audiencias se beneficia de las burlas más estúpidas y el corrimientos hacia los extremos. Pues la idiosincrasia del pueblo argentino, identificada con la solidaridad y protección del otro, dice, tarde o temprano se hace escuchar.
En 1992 la ONU aprobó por consenso la Declaración de las Naciones Unidas sobre las Minorías, cuya finalidad es «la promoción y protección de los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, las minorías religiosas y lingüísticas», y si bien el texto expresa que «no existe una definición acordada internacionalmente sobre qué grupos constituyen minorías», las violaciones a los derechos humanos de las diversidades sexuales mas que un hecho histórico consumado, son vivencias del día y la noche.
Y aunque existan buenas intenciones en distinguir «del resto» a los grupos vulnerables, cuesta llamar minorías a putos, tortas, negras o travestis, porque al fin de cuentas, en nuestro país, las únicas minorías que existen son las clases privilegiadas que quieren un pueblo inerte, sojuzgado por divisiones internas.
Su ruleta es apostar por las culpas sociales que el fascismo necesita para hacer de la democracia un casino oscuro y sin salidas de emergencia. Así, como en un juego macabro, condenan a las mayorías a la pobreza estructural, saquean recursos naturales y desguazan el Estado para hacerse del reparto desigual de la economía.