¿Alguna vez te preguntaste cuántas historias pueden haber detrás del alimento que llevamos a nuestra mesa? En busca de esa y otras respuestas acerca de las vivencias que hay detrás de la producción, charlamos con Duquer Porco Rodriguez, productor de la Agricultura Familiar de nuestro Valle.
– “Les agradezco que me den una oportunidad de charlar y compartir. Hace más de 25 años que estoy en esta región, nací en Bolivia, Departamento de Chuquisaca, Provincia Nor Cinti, municipio de San Lucas, en una comunidad que se llama Corma.
Allá haciamos agroecológicos, casi la mayoría hacemos agroecológico. Acá aprendí lo que se hacía con los insecticidas, pero allá no se veía de eso. Nosotros nos dedicabamos a la agricultura y un poco de ganadería. Nuestros antepasados nos enseñaron a hacer valer el sol, como decían Tata Inti y Madre Luna. Lo veían los tiempos, lo leían para saber cuándo sembrar, o cosechar, y para hacer un pronóstico”.
Las oraciones y cada palabra tienen un registro diferente, a veces se acentúan de manera desordenada. Son suaves, cadenciosas. Es castellano pero suena quechua.
-”Aprendí de mis abuelos, también de mi padre y de mi madre, que siempre estaban involucrados en la chacra y la agricultura. Mis abuelos me enseñaron desde niño. No era trabajo forzado, pero siempre estaba ahí observando que es lo que están haciendo y también compartiendo con ellos. De ahí aprendí a valorar. Siempre me decían que hay que valorar las cosas de la agricultura para sobrevivir bien sobre la tierra… sobre la faz de la tierra. En ese caso yo aprendí, tomé en cuenta. En muchas ocasiones también es triste, como pasar momentos, sequías,o arrancar de vuelta. Todo eso es un sacrificio, pero aprendimos a valorar la enseñanza de los padres”.
La vida en comunidad lleva a la convivencia entre generaciones y la transmisión de saberes es compartida.
– “Eso es así, se transmitió de generación en generación. Mis abuelos siempre me enseñaban cómo es el tema del sol. Siempre se quedaban algunos testigos de los incas, siempre estaban las paredes, las puertas siempre mirando al sol, ellos pensaban que era bueno ver al sol porque era el dios, no había otro dios que el que ellos tomaban… el Tata Inti. Entonces valoraban la Pachamama. Siempre están haciendo rituales y eso es de mucho valor para la agricultura, para la buena cosecha y para la mala cosecha también.”
Duquer Porco Rodríguez cuenta que vino de Bolivia al Valle de Río Negro en 1992. Le quedó grabado que fue el último año que anduvo el tren. Casi siempre hay alguien de la familia que hace punta para cambiar de vida. Migrar es un punto de equilibrio entre el miedo y la esperanza.
-“ ¿Por qué vinimos? Porque allá de donde vinimos no hay para un desarrollo, hay para sostenerse. Nunca sufrimos del hambre por lo que nos enseñaron nuestros padres: a laburar y laburar. Los gobiernos de facto como se les dice, nunca han hecho o pensado para el lado social, para los más pobres, digamos. Nosotros migramos para que haya un poquito más, tener algo… y todo eso no era fácil para mí. Llegar acá y acostumbrarse a los climas, acostumbrarse al laburo que no es igual que allá. Porque allá, es todo sano, no hay contaminación en el aire, porque no hay los que fumigan y todo eso. No hay”.
Cuenta que en un momento volvió a Bolivia, y conoció a su compañera Delia.Se casaron en una iglesia evangélica, y hace diez años volvieron a Argentina. Son muchos años de ser trabajadores de tierra ajena.
– “Como propio nunca en mi vida, siempre estábamos alquilando, porque nunca alcanzamos a ese valor. Siempre estábamos ahí nomás… produciendo ¿no? No mucho digamos, quizás tenemos de una hectárea a cinco… hasta diez podríamos laburar, entre nosotros nomás.”
La palabra agroecología está tomando cada vez más fuerza. En el Valle son pocas las experiencias que lo sostienen pero la palabra parece emerger por sobre ideas de rinde y productividad. Duquer Porco Rodriguez cuenta que hace todo lo que está a su alcance para evitar el uso de pesticidas. Para eso aplica conocimientos aprendidos de su abuela: cenizas para evitar gusanos, regar cuando el sol no está fuerte para evitar hongos.
-“Para mí sería lo más bueno, es agroecológico, porque proviene de dios, para que haya la salud, para toda la vida. Todos dicen eso y todos recomiendan eso. Muy bueno sería. Lo agroecológico tiene que ser sano. Sería bueno que volvamos al pasado, para que mejoremos el estado de salud de cada familia. No estoy hablando del desarrollo, hablo del tiempo de las generaciones antiguas que estaban sanos, porque estaban felices con lo agroecológico, porque comían sano. Hoy… parece que todos estamos enfermos y tenemos corta vida”.
– ¿Cree que la producción de semillas sería algo a recuperar por parte de la agricultura familiar?
– “En estas últimas décadas el precio de las semillas se fue por las nubes. Esas semillas, que ellos llaman mejoradas, que vienen poquitas pero salen caras. Pareciera que nos están metiendo al horno, mucha gente no sabe y elige la “calidad” y están equivocados, y no quieren lo que es ecológico, porque es chiquito, porque es así… pero en ese caso estamos mal y hemos elegido muy mal…».
Para esto también hay cálculos para recuperar la semilla, y se puede. He recuperado bastante semilla y no compro en la semillería. Todo eso es de semillas naturales, también zapallos. Tengo bolsas de semillas que recupero, de berenjena, morrón, etc. Eso se puede recuperar y volver al alimento ecológico. Eso sería lo que estoy haciendo como horticultor”.
Por momentos la batalla contra el modelo de los agrotóxicos resulta tan desigual que parece imposible de afrontar.
“Para mí es posible ganarla, depende de nosotros. Hacer conocer a la gente lo que es agroecológico para consumir. Podemos recuperar, explicarles a dónde vamos y de dónde estamos viniendo para valorar y decir que no coman alimentos transgénicos, que está dañando la salud”.
Sobre el final de la entrevista Duquer Porco Rodriguez comparte unas palabras en su propia lengua. Las palabras son puentes… las palabras son caminos… a veces no sabemos por qué paisaje nos llevan, pero allí sonaban para ser contempladas.
“Hay que unirnos, y los que escuchan o lean esta entrevista reflexionar y examinarnos a nosotros mismos, a dónde vamos a terminar y qué podemos enseñarles a nuestros hijos y qué podemos dejarle a nuestro futuro, para que seamos sanos, tener salud y ser feliz. Y otra cosa… la plata nunca te hace feliz… el comer sano te puede hacer feliz… es lo que digo a todos los que leen por esta red social”.